LECTURAS DE ABRIL (2024)
Vuelve Eloy Tizón, tan cortazariano como siempre y más kafkiano que nunca. Y lo hace diez años después de la publicación de su anterior libro de relatos, Técnicas de iluminación . Tizón es de esos narradores que se prodigan poco y que compensan con creces la impaciencia de sus seguidores con cada nueva entrega de su visión personalísima del mundo y de su deslumbrante manejo del idioma. Cabe imaginárselo durante el largo tiempo que separa sus publicaciones escribiendo y reescribiendo, eliminando lo accesorio, puliendo con el exquisito cuidado de un miniaturista. Y también —de ahí su genio— guiado por repentinos raptos de inspiración, por insólitos resplandores que traen consigo el alumbramiento de realidades insólitas, de formulaciones bellísimas. No es casualidad que en el título de este nuevo volumen resuene la idea de iluminación que aparecía en el anterior: Plegaria para pirómanos . Decía al comienzo de esta reseña que Tizón se muestra más kafkiano que en ocasiones anteriores. La in